Hoy se propone el escudo del colegio San Ignacio,
situado en el barrio de Sarriá, en Barcelona. Un escudo que tengo muy presente, al haber estudiado en dicho colegio.
Se trata de un escudo partido. Primero de oro, siete bandas de gules. Segundo de plata, una caldera colgada de la llar de sable flanqueada con dos lobos rampantes también de sable.
Al ser un colegio de la Compañía de Jesús, sus armas no son más que las de su fundador, San Ignacio de Loyola.
Al ser un colegio de la Compañía de Jesús, sus armas no son más que las de su fundador, San Ignacio de Loyola.
Los dos cuarteles son los de los dos principales linajes de San Ignacio: López de Oñaz y López de Loyola.
En cuanto a la simbología parece ser que las siete bandas de gules hacen referencia a la participación de Juan Pérez de Loyola y de sus seis hermanos en la batalla de Beotíbar, en la provincia de Guipúzcoa en 1321, en la que unos pocos guipuzcoanos vencieron a las huestes gasconas y navarras que capitaneaba Ponce de Morentain. Alfonso XI, como recompensa, les concedió las siete bandas de gules.
En las armas de Loyola -que según algunos estudiosos son parlantes, ya que derivarían de lobo y olla- el lobo, como es sabido, simboliza la ferocidad y el ardor guerrero. La caldera es símbolo de riquezas y poder y, generalmente, el distintivo de los ricohombres. Deriva del pendón y la caldera que los reyes entregaban a los Grandes como facultad de levantar y sostener a su propia mesnada.
En cuanto a la simbología parece ser que las siete bandas de gules hacen referencia a la participación de Juan Pérez de Loyola y de sus seis hermanos en la batalla de Beotíbar, en la provincia de Guipúzcoa en 1321, en la que unos pocos guipuzcoanos vencieron a las huestes gasconas y navarras que capitaneaba Ponce de Morentain. Alfonso XI, como recompensa, les concedió las siete bandas de gules.
En las armas de Loyola -que según algunos estudiosos son parlantes, ya que derivarían de lobo y olla- el lobo, como es sabido, simboliza la ferocidad y el ardor guerrero. La caldera es símbolo de riquezas y poder y, generalmente, el distintivo de los ricohombres. Deriva del pendón y la caldera que los reyes entregaban a los Grandes como facultad de levantar y sostener a su propia mesnada.