La primera se trata de un error de principiante y es que el oso debe ir pasante, con lo que su pata delantera derecha debe ir levantada. Así,
y no así.
En el marquesado de Anglesola, los roques son de azur,
y no de sable,
como aparecían en la entrada del día 22. No es que quiera excusar mis errores pero se debió a un despiste de transcipción que deribó en uno de diseño.
Siento las molestias que estos errores hayan podido ocasionar a los lectores.