Como entrada de hoy se proponen algunas fotografías tomadas de fachadas de edificios de la ciudad condal.
El mercado del Ninot (del muñeco), es uno de los más emblemáticos de Barcelona. Levantado en el barrio de la Nova Esquerra de l'Eixample (Nueva Izquierda del Ensanche), debe su nombre a una popular taberna que existía, en el siglo XIX, en los terrenos donde hoy se ubica el mercado. Esta taberna lucía un gran muñeco sobre su puerta, y de ahi su nombre.
El mercado del Ninot (del muñeco), es uno de los más emblemáticos de Barcelona. Levantado en el barrio de la Nova Esquerra de l'Eixample (Nueva Izquierda del Ensanche), debe su nombre a una popular taberna que existía, en el siglo XIX, en los terrenos donde hoy se ubica el mercado. Esta taberna lucía un gran muñeco sobre su puerta, y de ahi su nombre.
El mercado del Ninot luce, en su fachada de la calle Mallorca,
dos escudos de la ciudad condal. El primero, un escudo con sólo dos palos en los cuarteles segundo y tercero.
El segundo, un escudo también de Barcelona pero con unos curiosos adornos exteriores. Muy apropiados para un mercado.
La Casa Serra,
actual sede de la Diputación de Barcelona, en la esquina de Rambla Cataluña y Diagonal, ostenta también, en su fachada, el escudo de armas de su propietario, Pere Serra. 
Son armas parlantes, ya que serra, en castellano, es sierra.En la parte baja de Via Laietana, llegando al paseo de Isabel II encontramos este escudo republicano.
Casi enfrente del edificio que decora su fachada con el escudo de la República se encuentra el edificio de Correos. En lo alto de su fachada principal,
en la plaza de Antonio López, encontramos este espectacular escudo:
En la plaza de Colón se levantan las Drassanes Reials (Atarazanas Reales), actual sede del Museo Marítimo de Barcelona.
Este edifico del siglo XIII, en su fachada del Paseo de Josep Carner,
tambien tiene, en lo alto, un escudo con las que fueron armas reales hasta 1931.
Fue diseñado por el arquitecto Enrique Sagnier Villavecchia,
primer marqués pontificio de Sagnier, que, con muy buen criterio, decidió decorar la fachada con los escudos de los condes de Barcelona,
de la propia ciudad condal
y con el de España.
