lunes, 23 de mayo de 2011

Armas de los Títulos Catalanes (XLVI): Marqués de Casa Brusi

El marquesado de Casa Brusi es un Título nobiliario concedido, el 04 de mayo de 1875, por el Rey don Alfonso XII, a favor de don Antonio Brusi y Ferrer.

Antonio Brusi y Ferrer nació en Barcelona el 04 de abril de 1815, hijo de Antonio Brusi y Mirabert, propietario del Diario de Barcelona.


Para ilustrar quién fue el primer marqués de Casa Brusi, qué mejor que un texto, publicado por la revista Numen Digital, del actual marqués de Casa Brusi en el traza una semblanza histórica de su antepasado.

ANTONIO BRUSI FERRER. Primer Marqués de Casa Brusi

Semblanza de este aristócrata español, propietario y director del Diario de Barcelona, escrita por su descendiente y actual marqués de Casa Brusi.

Antonio Brusi y Ferrer nació en Barcelona en el año 1815. Fueron sus padres Antonio Brusi Mirabent, impresor, editor y propietario del “Diario de Barcelona”, y Eulalia Ferrer Montserrat, descendiente de una antigua familia de libreros de la ciudad: la acreditada impresa de Antonio Brusi Mirabent fue la introductora de la litografía en España.

El “Diario de Barcelona” no fue fundado por los Brusi, como aparece en muchas publicaciones, sino por el napolitano Pedro Pablo Husón de Lapezarán, que obtuvo Real Privilegio del Rey Carlos IV el año 1792.

El “Diario” que entonces solo era una pequeña gaceta de avisos oficiales y anuncios, pasó a manos de la familia Brusi como consecuencia de la Guerra de la Independencia.

Cuando en 1808 Barcelona fue ocupada por las tropas napoleónicas muchos barceloneses tuvieron que huir de la ciudad. Uno de ellos fue Antonio Brusi Mirabert, que probablemente estuvo involucrado en algún complot contra los franceses, y que, cargando con sus pesadas prensas en carretas se marchó disimuladamente a Tarragona, entonces aun libre, con su familia y sus empleados. Allí ofreció sus servicios al impresor de la Junta Superior que fueron inmediatamente aceptados, y a continuación estuvo siguiendo con sus prensas (la primera móvil que se conoce) a las tropas españolas en sus marchas y contramarchas a lo largo y ancho de la geografía catalana, imprimiendo cuantos papeles precisaba el ejército y publicando la “Gazeta militar”.

Cuando en 1814 finalizó la guerra, como recompensa a los servicios prestados (y muchas veces no cobrados), y siendo Husón un afrancesado, le fue adjudicada a Brusi Mirabent la propiedad del “Diario de Barcelona” con su Real Privilegio de publicación exclusiva en Barcelona. Además S. M. el Rey Fernando VII le nombró Impresor de Cámara.

Antonio Brusi Ferrer era el sexto hijo de sus padres. De los siete que aquellos llegaron a tener, todos murieron niños o muy jóvenes excepto él y sus hermanas Antonia y Eulalia. Estudió en los Escolapios y luego en el seminario, y de no ser por una enfermedad que le obligó a dejar los estudios habría acabado en el sacerdocio.

A los 19 años, estando aun delicado de salud, tuvo la oportunidad de viajar a París y estando allí se produjo en Barcelona una fuerte epidemia de cólera seguida de frecuentes algaradas políticas, por lo que su madre que no quería verlo enfermo ni que lo reclutasen para la Milicia Nacional le autorizo a ampliar su viaje en una ausencia que duraría cuatro años y meses.

Este viaje le llevaría a recorrer toda Europa, con estancias en Francia, Inglaterra, Suiza, Italia (dos años seguidos), Prusia, Bohemia, Austria, Rusia, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega y Holanda. Con los ferrocarriles en sus albores, viajó miles de kilómetros usando los más diversos medios de locomoción, cruzó por ejemplo el paso del Simplón nevado en los Alpes con una diligencia, atravesó Suiza a pie, armado con un bastón de excursionista, descendió en una balsa de troncos por el Danubio hasta Viena (no había aun transporte fluvial), paseó en trineo tirado por caballos sobre el Elba helado, y después de su estancia en Rusia, como no pudo hallar un vapor que lo transportase, compró una vieja carreta y viajó solo desde San Petersburgo hasta Helsinki, en donde pudo embarcar hasta Estocolmo y desde allí pasando por Hamburgo regresó a París.

En estos años de viaje aprendió correctos francés, italiano, alemán e inglés, y algo de ruso. Hizo innumerables amistades y adquirió sentido crítico y gusto por las bellas artes. Pudo también darse cuenta del estilo de vida y los progresos técnicos en los países m’as adelantados de su época, que más adelante él trataría de aplicar en su propio país. Además recuperó su buena salud.

De regreso de París en 1837, como aun no se había normalizado la situación en Barcelona, inició estudios en la Universidad de la Sorbona de diversas asignaturas como química, medicina, física, botánica, mineralogía, matemáticas y taquigrafía.

En julio de 1838 regresó a Barcelona para visitar a su madre y allí se dio cuenta del lamentable estado de los negocios de la familia, especialmente del Diario, que venia dando pérdidas, y decidió quedarse definitivamente en Barcelona y hacerse cargo de los mismos.

Su padre había muerto en 1821, víctima de la gran epidemia de Fiebre Amarilla, y los negocios de la casa los llevaba desde entonces su cuñado Antonio Soler Mestres.

No tenia experiencia ni vocación para el periodismo, pero su mentalidad práctica supo introducir en el "Diario de Barcelona" mejoras editoriales y rodearse de buenos colaboradores que en poco tiempo hicieron aumentar los suscriptores y obtener beneficios. Fue el primero en España en lanzar varias ediciones, en aplicar el vapor a las tareas de impresión así como de utilizar el taquígrafo para recibir noticias de sus corresponsales, llegando a utilizar incluso palomas mensajeras.

Brusi Ferrer se convirtió en el editor y propietario del diario más importante de Barcelona, y en un hombre influyente en la ciudad. Fue concejal del Ayuntamiento y tesorero de la Junta de Orfanato (Urbanismo), pero nunca tuvo aspiraciones políticas. Era un hombre de una escrupulosa honradez, que no hizo nunca uso de sus privilegiadas fuentes de información para enriquecerse. Por ejemplo, por estar él en la Junta que lo promocionó, no quiso comprar terrenos en la zona del nuevo ensanche de Barcelona que él sabía que iba a urbanizarse y revalorizarse en poco tiempo.

Brusi Ferrer únicamente se aprovechó de su prestigioso medio de información para promocionar algunos servicios que él creía indispensables como el teléfono y el ferrocarril. En 1853 el telégrafo eléctrico aun no había llegado a Barcelona y Brusi tuvo que asociarse con un grupo de jugadores de bolsa para montar un servicio de postillones que al galope tendido le llevaban los telegramas recibidos en Perpignán de sus corresponsales en el extranjero hasta el telégrafo de Mataró. Siendo este sistema muy caro, creó una Sociedad con varios capitalistas para construir conexiones desde Zaragoza a Barcelona y desde esta capital hasta la frontera francesa.

Brusi era un entusiasta del ferrocarril, que había conocido y utilizado en Francia en la época de estudiante y se había dado cuenta de la importancia de este medio de transporte para el desarrollo económico del país. Pero en España la red ferroviaria estaba aun muy atrasada. En el ano 1850 desde Barcelona solo se podía ir en ferrocarril hasta Mataró en dirección a Francia y hasta Martorell en dirección a Madrid. La conexión con Perpignán y Zaragoza había que hacerla en lentas e incomodas diligencias. A Brusi le preocupaba principalmente la conexión con Francia que él utilizaba a menudo, y que el Ministerio de Fomento consideraba un asunto de segundo orden. Tomó pues personalmente cartas en el asunto iniciando una campaña de prensa para modificar la ley de protección de las empresas de ferrocarriles, y busco financiación para construir tramos de enlace. Para ello fundó en 1856 la Compania Catalana General de Crédito (en la que creó un montepío para dependientes), perteneció a la Junta de Gobierno de Camino de Hierro de Zaragoza e intervino en la construcción de las líneas de Granollers a San Juan de las Abadesas y de Granollers a Francia.

Bien personalmente o por medio de su periódico fue también promotor de diversas mejoras urbanísticas en Barcelona como el derribo de las antiguas murallas que aun oprimían a la ciudad, la zona del Ensanche y la ampliación del Puerto.

Fue íntimo amigo de Ferdinand de Lesseps y represento a España en la Compañía del Canal de Suez, de la que fue socio fundador y miembro de su Consejo de Administración. También fue amigo de Taima Balmes, al que editó todas obras.

En 1864 murió su esposa Pepita Mataró, lo cual le afecto profundamente. Extremadamente religioso sus problemas de conciencia le llevaron en 1865 a retirarse del "Diario" tras haberlo dirigido durante 26 años nombrando director a Juan Mañé Flaquer, y se fue a vivir a su torre de Sant Gervasi.

En memoria de su esposa instituyo un premio anual a favor de la niña que hubiese recibido una educación más completa y que otorgaba en su nombre la Sociedad Económica de Amigos del País. Este premio se ha venido dando casi sin interrupción desde 1864 hasta 1965.

En pago de los innumerables trabajos que él hizo a lo largo de muchos años, siempre sin ánimo de lucro, para su ciudad y su país, Brusi nunca había buscado medallas ni honores. Decía que si hubiera querido ya habría logrado alguna condecoración en 1843 cuando visitaba a menudo al general Castaños, amigo de su padre cuando la Guerra de la Independencia que entonces era Duque de Bailén y tutor de la Reina. Pero en septiembre de 1863 el Gobernador de Barcelona, sin consultarle, le logró la encomienda de Carlos III. Esta condecoración le hizo mucha ilusión a su mujer y la aceptó. A finales de aquel mismo año la Reina Isabel II le concedió también la Gran Cruz de Isabel la Católica.

Pero la mayor recompensa a sus indudables servicios al país llegaría el año 1875, ya viudo, en el que el nuevo Rey Alfonso XII, a instancias de su Primer Ministro Cánovas del Castillo, lo concedió el título nobiliario de marqués de Casa Brusi en agradecimiento al apoyo que tanto él como su Diario de Barcelona habían dado a la restauración de la monarquía en España.

Brusi no llegó a superar nunca la muerte de su esposa Pepita. Hombre de corta estatura y débil complexión, siempre tuvo problemas de salud, un reumatismo crónico, que se agravaron notablemente el año 1878, en que fallecería a causa de dicha enfermedad el día 31 de diciembre en su torre de Sant Gervasi.

La personalidad de Antonio Brusi Ferrer se reflejó en su "Diario", imprimiéndole a éste un carácter de seriedad catalana que le diferenció siempre de los demás, tanto es así que el Diario de Barcelona es el ‘único periódico que ha llegado a ser tan conocido por su propio nombre como por el de su propietario y director, siendo llamado primero el "Diario de Brusi" y más adelante, y aun hoy, simplemente "el Brusi".

El actual titular del marqués de Casa Brusi es don Miguel Canals y Elías-Brusi.

Estas son las armas del marquesado de Casa Brusi.


De plata, una fajade gules con tres veneras de oro.