Al iniciar una legislatura, es costumbre que SS.MM. Los Reyes acudan al Congreso de los Diputados para presidir la sesión inaugural.
Se trata de un momento de gran solemnidad y, lógicamente, se celebra, ante la puerta principal del Congreso, la de los leones,
en la Carrera de San Jerónimo una parada militar que presiden SS.MM,
Pues bien, este dosel, que seguramente tendrá varios centenares de metros cuadrados, ostenta un escudo de armas. Pero no el escudo de armas constitucional, ¡sino el de la época de Franco!
Efectivamente, ahí está la corona pseudoducal que se utilizaba en época del anterior Jefe del Estado, y ahí no está el escusón con las armas de los Borbón-Anjou. ¡¿Será posible?!
Más de treinta años de democracia y seguimos con el dosel de Franco. Inaudito. ¿Nadie en este tiempo se ha dado cuenta?
Comentado este desastre con algunas personas, una de ellas me comentó que se había fijado hace años, y que incluso lo comunicó a los Presidentes del Congreso don Félix Pons, doña Luisa Fernanda Rudi y don José Bono. De la oficina de Pons obtuvo un “lo estudiaremos”. De los otros dos la callada por respuesta.
Mucho llenarnos la boca de democrácia y ahí está el escudo de un periodo en el que la democracia brillaba por su ausencia.
Pero es que para más inri, existió un dosel para Isabel II y otro para Alfonso XIII. ¿Tan difícil sería recuperar alguno de estos dos, que en algún sitio tienen que estar, y sustituir el actual?
Me pregunto también qué habrá sido de todos los que clamaban por una ley de la "Memória Histórica" que, para para lo único que ha servido es para destruir, eliminar, ocultar etc., elementos que, nos guste o no, forman parte de la história. ¿Es que los doseles gozan de inmunnidad ante la ley 52/2007 de 26 de diciembre? Ley que, por otro lado, merece un capítulo especial, pues, aunque bien concebida, ha sido mal ejecutada y, a su amparo, se han cometido verdaderos atropellos artísticos, como aquel ayuntamiento que retiró un escudo pensando que era de Franco cuando en realidad eras de los Reyes Católicos.
De nuevo nos encontramos ante la desidia más absoluta ante los símbolos que nos son propios, como ya se ha venido denunciando, demasiadas veces en este blog.