jueves, 10 de marzo de 2011

Acerca de la corona en el escudo de Barcelona

Existe cierta polémica sobre qué corona debe timbrar el escudo de la ciudad de Barcelona.

Hay quien sostiene que la corona que le corresponde es la condal.

Otros, entre los que se encuentra el Asesor de Heráldica y Genealogía de Cataluña don Armand de Fluvià, consideran que debe ser la real.

Personalmente me inclino por esta segunda opción. No es comparable el condado de Barcelona con un condado Título del Reino. No hay que olvidar que el conde de Barcelona era el soberano de Cataluña y, como tal, ejercía su jurisdicción al igual que lo hacían los reyes de otros territorios.

Encontramos otros ejemplos de territorios que no son reinos pero que timbran sus armas con corona real, como puede ser el Principado de Mónaco

o el Gran Ducado de Luxemburgo.

Por lo tanto, se puede concluir que la corona real en las armas de un territorio no indican necesariamente que la soberanía la ejerciera un rey sino que indican soberanía en general. Independiente del título que ostentara el soberano.

Timbrar el escudo de Barcelona con corona de conde sería equipararlo a cualquier condado Título del Reino que, aunque merecen todo nuestro respeto, nada tienen que ver con el antiguo condado de Barcelona.

Dicho esto, añadir que, al igual que ocurre con el campo del escudo de Barcelona en que a veces se representa con dos palos y a veces con cuatro en su segundo y tercer cuartel, con el timbre pasa lo mismo: a veces lo encontramos timbrado con corona real abierta,


a veces con corona condal,

o a veces con corona real cerrada.

El mobiliario urbano es, a menudo, un magnífico escaparate de la heráldica municipal y en Barcelona, las farolas son buena muestra de ello. Por lo tanto, no escapan a la confusión acerca de la corona que debe timbrar el escudo de la ciudad. Así, en las farolas del Paseo de Gracia,

de 1906, (que al contrario de lo que se cree no son obra de Gaudí, sino del arquitecto municipal Pere Falqués) el escudo aparece timbrado con corona condal y con el conocido murciélago como cimera.

En otras farolas, éstas en la plaza Francesc Macià,

instaladas en 1926, encontramos, en lo alto de sus luminarias, sendas coronas: en una la condal,

y en la otra la real abierta.

Así pues, como vemos, la confusión acerca del timbre de la ciudad condal viene de antiguo y parece que, ante la duda, la opción más socorrida es utilizar las dos coronas. Así seguro que con alguna se acierta.