Barcelona hará prospecciones en la plaza Sant Jaume para conocer su pasado romano
La delimitación del núcleo de Barcino se hará, en principio, con georradar y sin abrir zanjas
Vida
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20/06/2012
Es muy probable que algún día el president Artur Mas y el alcalde
Xavier Trias, camino de sus respectivos despachos en el Palau de la
Generalitat y el Ayuntamiento, se crucen con unos individuos que
caminarán sin prisas por la plaza Sant Jaume
transportando un extraño artilugio parecido a una segadora de césped.
Quizás alguno de los miles de visitantes del Barri Gòtic barcelonés
cuelgue en las redes sociales imágenes de estos extraños jardineros del
asfalto suponiendo que han descubierto una rareza más de esta curiosa
ciudad. Pero, en realidad, estarán asistiendo a una prospección
arqueológica, a la búsqueda de los vestigios de lo que fue el foro de
Barcino.
Dentro del plan municipal para recuperar y poner en valor el
patrimonio de la colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino, el
Ayuntamiento efectuará a lo largo de este mandato sondeos mediante
georradar a fin de determinar los límites del foro romano, definir las estructuras existentes y estudiar la posibilidad de encontrar materiales de la época bajo el subsuelo de la plaza.
A nadie se le pasa por la cabeza –al menos por ahora– abrir zanjas
entre los dos edificios que simbolizan el poder político catalán. De lo
que se trata es de confirmar definitivamente, con una intervención poco
agresiva en el subsuelo, las hipótesis muy fundadas que hacen coincidir
parcialmente el foro de Barcino con la actual plaza de Sant Jaume y los
ejes formados por las calles Llibreteria y Call, por un lado, y Bisbe,
Ciutat y Regomir, por el otro, con las dos vías principales de la ciudad
romana, el cardus y el decamanus, respectivamente. Todo ello, en
principio, para conocer mejor un pasado que arranca hace más de dos mil
años y divulgarlo entre los propios barceloneses y entre los turistas.
La investigación plantea, hoy por hoy, muchas incógnitas. Las
canalizaciones y conducciones de servicios que circulan por el subsuelo
de la plaza dificultarán sin duda el trabajo del georradar, una técnica
que ya se ha empleado, sin ir más lejos, en las ruinas de Empúries y en
las de Tárraco.
La búsqueda del foro es sólo una pequeña parte del plan Barcino,
presentado ayer en la comisión de Cultura del Ayuntamiento por el
teniente de alcalde Jaume Ciurana. El Consistorio destinará 2.150.000
euros hasta el año 2015 a descubrir, recuperar y difundir la ciudad
romana mediante varios proyectos transversales. Uno de ellos pretende
dotar de una mayor accesibilidad los restos romanos, con la posible
apertura al público de espacios que en la actualidad permanecen ocultos.
Otro, el denominado SmartBarcino, creará una web que permitirá a sus
usuarios hacer un recorrido multimedia por los espacios visitables y los
que no lo son.
Asimismo, a finales de este año estará lista la nueva carta
arqueológica de la ciudad, un archivo abierto en internet que, sobre un
plano de Barcelona, reseñará detalladamente todas las intervenciones
arqueológicas hechas y se apuntarán las que previsiblemente se harán en
el futuro.
Jaume Ciurana explica que el gran cambio en la arqueología de la
ciudad, y especialmente en el relato de la Barcelona romana, es que
dejará de ser reactiva para ser proactiva. Dicho de otro modo, del
encontrar –y decidir después qué hacer con los hallazgos– se pasará al
ir a buscar.
El plan Barcino marca diversos espacios prioritarios de actuación. El
principal (ver La Vanguardia del 3 de mayo) son las murallas. Está
previsto el derribo de dos edificios en el tramo de la calle Sotstinent
Navarro que liberará un fragmento de lienzo exterior; la restauración y
consolidación de la muralla y la torre de Baixada Viladecols/plaza
Traginers, con la posible recuperación de un edificio gótico que lleva
medio siglo totalmente abandonado; y un estudio del sector sudeste de la
muralla para ver si todavía conserva la estructura defensiva.
También se actuará, con la elaboración de proyectos de museización,
en domus (casas romanas) como las de las calles Sant Honorat y Avinyó
15, y en la villa suburbana de la plaza Antonio Maura, además de
proseguir las excavaciones en la basílica de Sant Just i Pastor y abrir
al público dos dependencias del conjunto episcopal de Barcino –el aula y
el baptisterio–, en el subsuelo del Museu d’Història de Barcelona, hoy
cerrados. Por lo que respecta al templo de Augusto, construcción del
siglo I en la cima del monte Táber, en la actual calle Paradís, el reto
es hacerlo más visible (ahora se echa en falta una mínima señalización).
Otro proyecto incluido en el plan Barcino es la incorporación al
paisaje urbano de los restos monumentales del acueducto, del que se
conoce el trazado, desde su nacimiento en unas fuentes cercanas al río
Besòs hasta su entrada en el recinto amurallado por la plaza Nova. De
esta construcción se conservan diversos fragmentos (auténticos, no como
la reconstrucción fake de mediados del siglo XX en la plaza Nova), como
son el tramo de conducción soterrada en la calle Coronel Monasterio
(Sant Andreu) o los arcos de la plaza Vuit de Març.