Don Ferran Rafa, de quien ya se ha hablado en este espacio virtual me envía esta notícia, muy en la línea de la entrada del día 22 de mayo.
Un Príncipe en la mesa del ‘txoko’
Don Felipe aceptó la invitación del
‘lehendakari’ para almorzar de manera informal en su visita a Bilbao. La
sociedad es la más antigua de la capital
Andoni Orrantia
Bilbao
1 JUN 2012 - 00:57 CET2
Fueron dos horas y media pero el tiempo suficiente para que el Príncipe de Asturias conociera de primera mano lo que es comer en un txoko.
Era su primera vez, así lo reconoció el invitado a sus acompañantes.
Ocurrió el pasado martes con motivo de su nueva visita a Bilbao.
La idea de este particular almuerzo surgió desde la Lehendakaritza.
Don Felipe volvía a la capital vizcaína con un programa de dos actos,
separados con el tiempo suficiente para propiciar una comida. A su
llegada a Bilbao participó, primero, en la inauguración de la nueva
unidad de producción en investigación de BIAL, una empresa radicada en
el Parque Tecnológico de Zamudio. Por tanto, antes de acudir por la
tarde a la entrega de los Premios Fundación Novia Salcedo parecía
propicio idear un almuerzo.
El lehendakari y sus asesores no tardaron en elegir el
escenario para el encuentro gastronómico. Era una alternativa que ya
manejaban después de conocer la curiosa iniciativa de Iñaki Azkuna
de invitar a los Príncipes a un almuerzo de comida casera en el coqueto
comedor del restaurante La Viña, cuando en noviembre de 2010 vinieron a
Bilbao a la presentación de la Fundación Girona. Además, la presencia
de un guipuzcoano en el equipo de la Casa del Rey, cuyo padre pertenece a
la Sociedad Gaztelupe de Donostia, ayudó a que cuajara la propuesta.
Para esta ocasión se eligió Gure Txoko, entre otras razones porque se
trata de la sociedad gastronómica más antigua de Bilbao y porque con
motivo de su cincuenta aniversario, nombró socio de honor a la figura
del alcalde de la capital, como recuerda Juanjo Romano, un periodista
atraído por los fogones que participó en la preparación del menú
ofrecido al Príncipe.
Una vez recibida la conformidad del invitado, el departamento de
Protocolo de Ajuria Enea se encargó de los detalles. Todo se mantuvo,
como suele ser habitual en estos casos, en secreto. Los servicios de
seguridad controlaron previamente los accesos a la zona. Los invitados
llegarían tras el acto celebrado en Zamudio. En una de las mesas del
txoko se sentaron solo nueve personas. Así, además, del Príncipe,
ocuparon asiento el lehendakari, Patxi López; el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna; el diputado general, José Luis Bilbao; la presidenta del Parlamento vasco, Arantxa Quiroga; el consejero de Industria, Bernabé Unda;
Monserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación; el delegado del
Gobierno, Carlos Urquijo y un miembro de la Casa del Rey. En otra mesa
se sentaron ocho asistentes personales.
A la cita, en torno a las dos y media de la tarde, acudieron primero las autoridades locales. El último en aparecer en el txoko,
ubicado en la zona de Indautxu, fue el propio Príncipe. “A ningún
vecino le llamó la atención nada porque como estamos situados junto a
una comisaría, se han acostumbrado a ver dispositivos y políticos por la
zona”, comenta Romano.
La comida ya estaba dispuesta para cuando llegaron los comensales.
Desde las siete de la mañana se empezó a cocinar. “La Casa del Rey no
pidió nada en especial y desde Lehendakaritza, sólo que fueran platos
muy txokeros”, matiza. Y así fue. El menú estuvo compuesto de espárragos
naturales con vinagreta, jamón de Guijuelo, bonito con cebolleta,
guindillas de Ibarra y anchoas rebozadas. A lo que se añadirían una
crema de porrusalda fría, bacalao (lo que más le gustó al Príncipe),
carrilleras estofadas al tinto de Rioja y de postre, queso Idiazábal con
membrillo y nueces, la tarta Baldosa de Bilbao y cerezas de temporada.
Antes de sentarse a la mesa, el departamento de Protocolo de la Casa
del Rey sugirió hacer la foto que sirviera como testimonio de la visita.
Iba a ser la única instantánea que se tomara pero, a petición de varios
miembros de la sociedad, el Príncipe accedió a sacarse otras dos más
con ellos en el postre.
Comieron distendidamente. Era una de las peticiones de Zarzuela.
“Querían que el ambiente fuera el de un txoko, con las cazuelas en medio
de la mesa y que cada uno se sirviera”. Y en esto último ejerció de
anfitrión el diputado general que enseguida se levantó a hacer los
honores. El Príncipe estuvo escoltado a ambos lados por el lehendakari y
el alcalde de Bilbao. Se olvidaron del protocolo. En la mesa estuvieron
sin americana, pero con corbata.
Hablaron mucho, pero nada de política. Sí de la vida, de la marcha de
la economía y de cómo habían vivido la final de la Copa del Rey
disputada días antes en Madrid. Pudieron beber txakolí y Crianza
Campillo aunque una vez terminado el postre, el Príncipe se tomó también
media copa de pacharán. Además, hubo tiempo para que el alcalde de
Bilbao se arrancara con unos boleros. Y antes de salir, como es
tradición, escucharon y cantaron durante unos minutos el himno de la
sociedad. Un día para el recuerdo en la historia de este txoko, fundado
en 1954 y que dispone en la actualidad de 85 socios.