Era el primero en dignidad y precedencia y solía ser el que representaba al resto de Brazos y respondía a la proposición del Rey.
Lo constituían los grandes jerarcas eclesiásticos, que representaban tanto el poder espiritual de la Iglesia como el poder terrenal, en este caso feudal. Baste recordar que más de una cuarta parte de la superficie del Principado, se encontraba bajo jurisdicción eclesiástica.
Eran integrantes ordinarios de las Cortes el arzobispo de Tarragona, que presidía el Brazo, los capítulos de las catedrales, los obispos del Principado, la Orden de Malta, representada por su máximo dignatario en la Corona de Aragón, que era el castellano de Amposta, los abades de los monasterios importantes y los priores de los principales conventos.